A solicitud por parte de familiares de Evaristo Larrañaga de algún tipo de reconocimiento, el ayuntamiento ha decidido instalar una placa conmemorativa el día 24 de septiembre en homenaje a los dos concejales iruneses fusilados en la guerra civil, Florencio Iratxeta y Evaristo Larrañaga.
Florencio Iratxeta, nació en Madrid y como agente de aduanas se trasladó a Irun donde se instaló, fue Presidente de la Cooperativa de Casas Baratas, hoy conocidas como casas de la República situadas en Anaka y Elizatxo, fue también Presidente de la UGT, socialista, y segundo teniente alcalde hasta 1936.
Evaristo Larrañaga, nació en Irun, comerciante de profesión, residía en C/ Uranzu, tuvo tres hijos, se afilió al Centro Republicano y salió elegido en las primeras y únicas elecciones municipales en que se proclamó la República, en el momento de su detención pertenecia a Izquierda Republicana.
Ambos fueron detenidos en marzo de 1937 cuando viajaban a bordo del vapor Galdames junto a otros 178 pasajeros, conducidos a Burgos fueron sometidos a respectivos Consejos de Guerra y fusilados en marzo de 1938. Fueron condenados por «adhesión a la rebelión militar», curiosa e hipócrita acusación contra ediles elegidos por sufragio universal, y precisamente por aquellos militares que se habian rebelado contra el orden constitucional que el propio pueblo se habia otorgado.
En realidad fueron ejecutados por defender frente a los golpistas la libertad de reunión, asociación, manifestación, de prensa , de cátedra, religiosa, etc. de todos los iruneses y ciudadanos en general. En definitiva por defender las libertades, por defender la democracia. Sus condenas, como las de tantos otros, obedeció al cumplimiento estricto de aquella frase del General que estuvo al mando en la toma de Irun, Emilio Mola: «Hay que sembrar el terror, hay que dejar sensación de dominio, eliminando sin escrúpulos ni vacilaciones a todos los que no piensan como nosotros».
Es triste que hayan tenido que pasar 73 años para que exista un gesto que suponga algún tipo de reconocimiento moral y público desde la institución municipal de la que formaron parte. Pero este reconocimiento es incompleto, porque de acuerdo a las más elementales pautas de defensa de los derechos humanos agredidos: Verdad, Justicia y Reparación; mientras no se anulen oficialmente ambos juicios y exista una reparación a sus descendientes, no puede considerarse exista un restablecimiento pleno de la justicia. Por simple educación democratica.